Lo delata mi caminar de hormiga,
Ando como huyendo de los dedos que acechan desde los techos;
Se revelan las miradas que antes se escondían en la niñez,
Humillado en la esquina me recuesto a los recuerdos más ingenuos;
Tal vez ese día soleado en el parque sea la salvación.
Miro a todos y todos me miran,
Saben que traigo algo conmigo, lo llevo en mis pantalones mojados,
En mi camisa arrugada, en el sombrero que arrastro.
Se me nota el miedo, y soy yo quien me delato.
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