Ajena la voz y el lugar,
Quito escenas ya antes vistas y fijo la mirada en ti.
Ahora con menos cosas por decir.
Llena, fuerte, gruesa.
Hablas, o no sé si hablas.
De afuera venimos y sin razón oímos,
Los mismos versos desgastados.
Ya es tarde para inclinarme hacía ti.
Benditos segundos, benditos ruidos, bendita voz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario