20.1.10

...te montan en la olla.



te creo lo del calor, he estado allí, tal vez con menos culpa y no por mucho tiempo, pero sí de algo he de estar seguro, es de que lo he presenciado. Así respondí cuando de manera interesada y con un movimiento lento agachó su cuerpo y preguntó -¿Has estado alguna vez en el infierno?.- efectivamente se refería a aquel tan maltrecho paraíso lleno de fuego lleno de voces. Continuó con su rutina de preguntas y con cada disparo que me lanzaba mi cuerpo respondía con un encorvamiento causal, por un momento detuvo su mano inteligentemente sobre mi pecho, abrió su boca y empezaron a salir las palabras como un coro de niños -¿Acaso podemos pecar junto a la cocina?.- En ese preciso instante, creyendo dar mi mejor respuesta, dije -Sí queremos arder, cortemos la mejor parte de nuestros extremos y así no inmiscuimos los sentimientos, es lo más alentador que merecemos.- Cuando mire en su mano mis bolas aún "latían" mientras se deslizaban y caían en la olla. Algo en el fondo me dijo: "... porque sí te descuidas te montan en la olla."

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